Transformación de un espejo anticuado

Como se trata de una pieza de segunda mano, me aseguré de darle una limpieza a fondo. Utilicé un jabón suave para platos y un paño de microfibra para eliminar cualquier resto no deseado del espejo.

El siguiente paso es quitar el marco del espejo y lijarlo ligeramente. Es conveniente desbastar un poco la superficie para que la pintura tenga algo a lo que agarrarse. También puedes poner cinta adhesiva alrededor del marco y dejar el espejo intacto, pero a mí me resultó igual de fácil sacar el espejo.

Como el acabado original era de un tono rojo oscuro y dorado, quise darle al espejo unas cuantas capas de imprimación para evitar que se traspasara. Sería una pena pasar todo este tiempo repintando una pieza sólo para que el color original se vea en el futuro.

Una vez que la imprimación esté seca, puedes dar unas cuantas capas de pintura a tu espejo. Yo elegí este tono neutro porque no estaba segura de dónde quería colgar este espejo y no quería estar limitada por el color.

Cuando se secó todo, estaba contenta con el aspecto que tenía, pero sentía que le faltaba algo. El espejo parecía un poco soso. Tengo muchos de estos pequeños botes de muestra de pintura por casa, así que pensé en experimentar un poco. Estos pequeños botes de muestra son perfectos para proyectos como éste y son muy asequibles.

Lo primero que probé fue pintar en seco el marco del espejo con un poco de pintura blanca. Para ello, sólo tienes que coger la cantidad más pequeña (y quiero decir más pequeña, casi nada) de pintura en tu pincel y, con una mano muy ligera, pintar en una dirección. Estaba tan contenta con el resultado que decidí parar ahí y dejarlo como estaba. Añadió la cantidad justa de interés y le dio casi el aspecto de madera desnuda que buscaba originalmente.

Cuando la pintura estaba seca, monté el espejo y lo colgué. Me encanta cómo ha quedado, y a veces cuando las cosas no salen como se planean acaban saliendo mejor.