Hace unos años recibí de la abuela de mi marido estas dos preciosas tablas de cortar de madera antiguas. Me encantó la forma y el color únicos de estas tablas. Por no hablar de su historia, me di cuenta al instante de que estas tablas eran muy queridas y que se habían preparado muchas comidas deliciosas en ellas.
Me puse a trastear un par de veces tratando de encontrar el lugar perfecto para ellas, pero nada parecía estar bien. Pues bien, el otro día, mientras limpiaba un armario, encontré de nuevo las tablas de cortar y pensé en probar algo diferente con ellas. Tenía una pared vacía en mi cocina que carecía de decoración y pensé que podrían funcionar allí. Sin embargo, el problema era que esta pared era muy larga y estrecha y dos tablas de cortar no parecían suficientes.
Me acordé de que tenía una tabla de cortar más reciente en mi almacén que tenía una forma y tamaño similares. Cuando colgué las tres tablas en la pared (tanto la nueva como la vieja) me encantó el aspecto general del grupo, pero la tabla de cortar más nueva sobresalía como un pulgar dolorido.
Lee a continuación para saber qué utilicé para unir todo y darle un aspecto cohesivo.