Obra de arte modernista para mejorar la acústica de la habitación

Vivimos en una casa de planta abierta, de ladrillo y cristal. No es que no nos gusten los muebles blandos, es que todos nuestros sofás son de cuero y no hemos llegado a poner cortinas. Si a eso le añadimos una televisión a todo volumen y una olla a presión en la cocina, además de cualquier charla, tenemos los ingredientes de la locura. Había que hacer algo.

Compré un par de planchas de poliestireno y papel de aluminio en una tienda de repostería. Cogí las más gruesas que pude encontrar, algo muy importante si vas a clavar clavos para colgarlas, aunque hay otras soluciones para evitarlo. Estos tableros son estupendos porque son ligeros, tienen un poco de resorte (para las chinchetas) y vienen con las formas que necesitaba (no hay que pelearse para cortar círculos de madera). Además, utilicé fieltro de varios colores, adhesivo de contacto y cinta de electricista.

Utilicé cinta de electricista negra para pegar los bordes plateados de las tablas, de modo que no se vieran los humildes cimientos de mi obra maestra. No hay que ser demasiado exigente con esto, siempre que los bordes que finalmente se verán estén ordenados y no se creen arrugas gruesas que sean visibles bajo el fieltro.

El resto se explica por sí mismo para cualquier artesano. He trazado el contorno de las formas en el fieltro del color de fondo, lo he cortado y lo he pegado. A continuación, corté formas abstractas (los triángulos son, con diferencia, los más fáciles) de colores contrastados.

Sólo quedaba dejar a mi marido que resolviera el problema de fijar los clavos sin que se vieran a través del fieltro y colgar la agrupación. Al menos, no había que lidiar con la parte superior o inferior. Wassily Kandinsky estaría orgulloso... u horrorizado.