El pequeño cobertizo rústico de jardín que cuenta una historia

Mi pequeño cobertizo rústico está listo para el verano con sus flores y sus nuevos trastos.
Algunos dirán que necesita una buena capa de pintura. O tal vez incluso necesita algunas reparaciones prácticas.
Pero aquí está la razón por la que siempre permanecerá tal y como está...
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¡Este pequeño cobertizo se ha engalanado para el comienzo del verano! Con las flores plantadas y los trastos nuevos colgados, es tan rústico como puede ser... por todas las razones correctas.
No me considero una constructora. Por eso, cuando adorné una casita verde con tablas de valla y una corona de tapas de tarros de conserva oxidados, ¡parecía que la había construido yo!
Y a partir de ahí, el cobertizo siguió transformándose. Cuanto más me ocupaba de él, más aprendía.
Durante años me he preguntado qué pensarían mis padres de mis costumbres rústicas de los últimos tiempos. Y entonces me recordó por qué me gusta la madera recuperada y los carteles antiguos y las herramientas oxidadas y los jardines imperfectos y ligeramente crecidos.
Crecí en una granja de 40 acres muy poco lujosa, y para mí, lo recuperado y lo informal son hechizos del hogar. Este cobertizo representa mis raíces, de dónde vengo, y quién sigo siendo hoy.
Siempre he soñado con tener un granero propio. Pero quizás, la historia que me cuenta este cobertizo es que ya lo tengo...

Este proyecto fue traducido del inglés