Por Judy Schumer
Sobre todo en invierno, no hay nada como el confort de una compresa caliente. Ya sea para aliviar el dolor muscular, reducir la congestión, calmar los calambres mensuales, calmar los ojos inflamados o simplemente para entrar en calor después de sentir que los vientos helados del invierno se cuelan en los huesos, una compresa caliente aporta mucho alivio.
Siempre es bueno tener una compresa caliente a mano, y aunque existen todo tipo de almohadillas térmicas, puedes hacer una propia, económica y eficaz, con elementos cotidianos que probablemente tengas en casa. Sólo asegúrate de utilizar siempre cualquier tipo de tratamiento para las lesiones o el dolor bajo el cuidado de un médico; ellos te aconsejarán el curso de acción correcto para que te sientas mejor.
Aprende a hacer una compresa caliente, ya sea húmeda o seca, reuniendo unos pocos suministros y siguiendo los sencillos pasos que se indican a continuación.