La mayoría de los sábados por la mañana voy (Vicki) a los mercadillos en busca de tesoros para reciclar. A menudo me encuentro con sillas y tengo que contenerme para no comprar más, porque tengo una docena o más almacenadas en mi garaje.
Esta semana, una de esas sillas ha recibido un cambio de imagen muy esperado. Esta silla de hierro forjado de mediados de siglo se compró por la friolera de 1 dólar. Era estructuralmente sólida, pero necesitaba un trabajo en la chapa, una nueva tapicería y nuevas patas.
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