Cortinas misioneras

Mary
por Mary
Esta es nuestra casa. A veces me encanta la puerta principal con todos los cristales decorativos. Cuando no me encuentro bien y no quiero abrir la puerta, cualquiera puede mirar y ver que estoy tumbada en el sofá con una caja de pañuelos, el pelo de la cama recogido en un moño descuidado, llevando sudaderas y, en general, con un aspecto de muerte.
Otro problema es la gente que vende cosas, los misioneros de todas las iglesias del barrio, las encuestas políticas y demás. No tiene sentido esconderse porque pueden ver a través de la casa.


Durante el verano, la posición del sol se mostraba a través de la puerta de entrada haciendo un efecto de deslumbramiento y era caluroso.


Por la noche, si las luces exteriores están apagadas, alguien puede ver dentro de la casa y nosotros no podemos verlos. Una noche fue este el caso y abrí la puerta y los misioneros estaban de pie en la oscuridad mirando a través del cristal hacia nosotros.


Un Halloween me dolía la espalda y mi marido se estaba recuperando de una hospitalización. No podía levantarme para atender la puerta de Trick or Treaters. Lo hice durante un tiempo y pronto el dolor fue insoportable, así que apagamos las luces del exterior y del interior sobre las 9 de la noche y vimos la televisión. Los niños seguían viniendo a la puerta y miraban a través del cristal. Al parecer, un espejo de la entrada nos reflejaba sentados en la habitación de al lado.


El timbre de la puerta sonó y luego volvió a sonar unas tres veces más. Los padres dicen "no hay nadie en casa, vamos". Los niños dicen "sí hay, podemos verlos ahí mismo".
Bueno, nos sentimos mal pero esto continuó durante el resto de la noche aunque las luces estaban apagadas.


Al día siguiente fui a la ciudad y compré cortinas y una barra. Mi marido puso las cortinas y las cerramos sobre todo por la noche. Volvimos a tener intimidad, ya no nos sentíamos expuestos. Nuestros amigos se burlaron de nosotros y llamaron a nuestras nuevas cortinas "cortinas del misionero". Las cortinas no sólo cerraban el sol de la noche de verano, sino que nos daban privacidad, y la posibilidad de abrir o no la puerta. Una solución tan sencilla para varios problemas.
Si la entrada de tu casa te da demasiada privacidad, prueba a colgar unas cortinas.


María

Este proyecto fue traducido del inglés