Este verano pasado, fuimos unos días a la playa y encontré un gran trozo de esponja marina. Grande para la costa de Carolina del Norte. Lo recogí y lo metí en el coche para volver a casa.
La apoyé en la estantería hasta que pude decidir qué hacer con ella. Pensé en incorporarlo al espejo de concha. Era demasiado grande para eso.